A finales de marzo, enviamos la primera ronda de nuestra encuesta PandemicEX a más de 1,000 trabajadores en toda Europa. Seis semanas después, a principios de mayo, repetimos la encuesta para ver cómo el confinamiento y trabajar desde casa habían cambiado las actitudes y comportamientos de los empleados. Los nuevos resultados muestran que:

  • El pesimismo ha arraigado en los trabajadores españoles. Solamente el 20% de los trabajadores españoles está de acuerdo en que “los jóvenes de hoy tendrán una vida mejor que sus padres”, una percepción bastante negativa en comparación con sus homólogos europeos donde, por ejemplo, el 41% de los trabajadores del Reino Unido y el 30% de los alemanes están de acuerdo con esa percepción.
  • Más empleados quieren volver a la oficina. . . En marzo, el 64% de los trabajadores españoles estuvo de acuerdo en que prefería trabajar desde casa durante el brote de coronavirus, en comparación con el promedio europeo del 57%. En mayo, solo el 46% de los trabajadores españoles afirma que prefiere trabajar desde casa, lo que está muy en línea con el resto de Europa. De hecho, el 50% no puede esperar para volver a la oficina.
  • . . . pero esperan poder trabajar desde casa más frecuentemente. El 52% de los trabajadores españoles espera poder trabajar desde casa más a menudo, incluso después de que termine la pandemia. El 56% dice que su compañía tiene los recursos tecnológicos para permitir que las personas trabajen desde casa si es necesario.

En marzo vimos que, frente a los crecientes temores sobre el impacto económico y sanitario del coronavirus, una pequeña mayoría de los trabajadores españoles era escéptica ante las medidas del gobierno y confiaba en que su empresa tomaría las medidas adecuadas; ambos sentimientos se han mantenido iguales en mayo. Mientras que las empresas pusieron sus planes en marcha, estos no estuvieron exentos de defectos:

  • El plan para controlar el riesgo del COVID-19 no fue tan bueno como parecía. A los ojos de sus empleados, las empresas españolas respondieron muy bien a la implementación de medidas para proteger a sus trabajadores: en marzo, el 61% de los trabajadores españoles dijo que su empresa tenía un plan sobre cómo manejar el riesgo asociado con el coronavirus. Sin embargo, las empresas se desempeñaron mal y la cantidad de empleados que compartieron este sentimiento en mayo cayó al 50%.
  • Los comunicados de la alta gerencia no han sido efectivos. De toda la información que reciben, los trabajadores españoles califican la proveída por sus gerentes, directivos y CEOs como la menos útil a la hora de mantenerlos comprometidos e involucrados en el trabajo.
  • La productividad sufre por falta de recursos en casa. No todos los empleados tienen las herramientas adecuadas en el hogar; más de un tercio (36%) de los empleados españoles está de acuerdo en que no son tan productivos cuando trabajan desde casa porque carecen de tecnologías de colaboración, espacio dedicado a la oficina, una cultura empresarial adecuada o los procesos correctos.
  • Las responsabilidades familiares lo hacen más difícil. Los trabajadores españoles se han visto obligados a hacer malabarismos con una nueva forma de trabajo, cuidado de los niños, enfermedades y preocupaciones por su propio bienestar y el de su familia. A mediados de mayo, el 40% de los trabajadores españoles estuvo de acuerdo en que les resultaba difícil conciliar sus responsabilidades familiares y laborales trabajando desde casa durante el coronavirus. De hecho, en comparación con el resto de Europa, los empleados españoles son los que reportan estar pasándolo peor debido a esto, lo que explica por qué son también los que están más ansiosos por volver a la oficina.

España se enfrenta a un retorno al trabajo por fases junto a una importante recesión económica. Los líderes empresariales deben aprovechar la confianza que sus empleados han depositado en ellos, tomar la iniciativa para ayudarles a superar la crisis y crear un clima de seguridad. Proteger a los empleados a medida que estos emergen del confinamiento no es solo lo moralmente correcto; también es lo más astuto desde el punto de vista financiero.

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